sábado, junio 28, 2008
jueves, junio 26, 2008
Piden condenas políticas por la "masacre de Avellaneda"
Publicadas por Agustín 0 comentarios
miércoles, junio 25, 2008
HUMOR REGISTRADO -segunda entrega-.
El primer número de Humor® (ver adjunto B) fue calificado por la censura “de exhibición limitada” y Cascioli debió presentarse para “defenderla” en el organismo de censura que funcionaba en el quinto piso del Teatro San Martín. Entre los censores estaba el periodista Héctor Grossi. El argumento del comité de censores fue que la revista era “inconveniente para la mirada de los jóvenes y los niños”. En su segundo número, Cascioli logró con sus argumentos que la limitación fuera levantada.
El juego ambivalente entre las facciones militares y el instinto de sobrevivir al contexto de la época llevó a Cascioli y su staff integrado por Alejandro Dolina, Osvaldo Soriano, Juan Sasturain, el negro Fontanarrosa, Enrique Vázquez, Santiago Kovadloff, Aída Bortnik, Carlos Ulanovsky, Carlos Abrevaya, y Jorge Guinzburg entre muchos otros, los llevó a construir las tapas de Humor ® mezclando los pormenores de la farándula argentina entre ellos Palito Ortega, Menotti, Piazzolla y compañía con las locuras de la dictadura. Según Cascioli su tarea consistía en pensar todo el tiempo cómo gambetear la censura.
En su debut (1978) –adjunto B- Humor® salió con los tapones de punta contra dos puntos claves de ese año: el mundial de fútbol y la política económica de la dictadura. En eso ya marcaba una diferencia con sus antecesoras, sobre todo con Satiricón, cuyo eje era criticar todo lo instituido pero pocas veces a la política o a cuestiones que tuvieran relación con el poder político. El perfil de la revista sin embargo se dibujaría lento, con timidez y paciencia pero sin pausas. Las tapas dibujadas por Andrés Cascioli marcaban a fuego el nuevo perfil propuesto, sobre todo por el alto impacto que producían colgadas de los quioscos, única publicidad de la revista.
El año 1979 significó una vuelta de tuerca en las características que hicieron histórica a la publicación. Varias incorporaciones la hicieron posible. En marzo se sumó Gloria Guerrero que abrió el espacio dedicado al rock. Las páginas de Gloria (adjunto C) que luego se llamaron así, cobijaron y dieron combustible al imparable rock nativo y a otras expresiones de la cultura joven. Y en octubre comenzaron las entrevistas realizadas por Mona Moncalvillo, que fueron un micrófono abierto para muchas voces que no podían decir en otro lado lo que querían.
Esto significaba que la revista crecía en varios sentidos. En páginas, primero; en lectores, también. Y, finalmente, en periodicidad al pasar de mensual a quincenal. Las recaudaciones de Humor® también aumentaron lentamente; comenzó con una venta de veinte mil ejemplares mensuales, y un año después vendía setenta mil por quincena. No estaba nada mal.
Un año más tarde se incorpora una de las principales voces relegadas, clave en los tiempos de terror y paranoia que se vivían: el lector. O más precisamente el correo de lectores. Las cartas acercaron bronca, denuncias, información. No eran pocos los que por entonces leían la revista por esta sección, que se titulaba: Quemá esas cartas –adjunto D-. Y en ese mismo año se sumó al staff como colaborador de primera línea el Físico Jorge, “Jorjón” Sabato. Esta flamante nueva incorporación agregó en cada entrega conocimientos sólidos de los temas que abordaba, reflexiones inteligentes y una escritura tan fina como mordaz. Los temas dominantes –adjunto E- eran la necesidad del regreso a la democracia, el esclarecimiento y la justicia en torno a las violaciones de los derechos humanos, la corrupción en el aparato del Estado y el fin de la represión en el campo de la expresión. Humor® convirtió estos tópicos en su razón de ser y no vaciló en ningún momento dar marcha atrás al perfil contestatario y mordaz pese a los tiempos que se vivían.
Para el año 1981 la revista crecía en buena medida porque el descontento político y social era cada vez mayor y el retroceso del proceso era evidente, incluso por desavenencias en el seno de las Fuerzas Armadas. Por eso en diciembre de ese año la publicación cerró el año con una tapa (adjunto F) en la que los responsables del Proceso se amontonaban en un barco que se hundía y del que había huído el almirante Massera.
Pero el año 1983 se desperezó con un torpe manotazo de la dictadura. En enero mismo el número 97 de Humor® fue interceptado en la imprenta e impedido de circular, en un caso claro de censura previa. Como la medida llegó un poco tarde a las puertas del establecimiento gráfico, unos cien mil ejemplares lograron salir a quioscos. Por sugerencia, muchos canillitas los ocultaron en los comercios vecinos, negaban tenerlos, y los vendían cuando los lectores los solicitaban. La medida de la censura continuó con una querella a los editores al alegar una supuesta “apología a la subversión”.
El ex director de la revista Humor® Andrés Cascioli narra la anécdota de este hecho en la publicación de Página/12 (adjunto A). De acuerdo a él los militares estaban en pugna con otro grupo político que obstaculizaba e impedía que la revista pase a mejor vida. En 1982 una carta firmada por aquel grupo político dirigida al Ministerio del Interior frenó el secuestro de la revista. Entre las firmas que sobresalen se encuentra la de Alfonsín, Cafiero y Frondizi (ver adjunto G). Hasta que en el `83 los militares se cansaron cuenta Cascioli y mandaron a secuestrar el número que iba a publicarse: el 97. Se lograron imprimir 100 mil ejemplares, y 200 mil que iban al interior fueron parados por la policía. Después la revista Humor® presentó un recurso de amparo y cuando lo ganaron y se los reclamaron a la policía los habían vendido todos. Cascioli narra entre risas como un taxista en 1995 le había confesado que había sido uno de los policías que secuestró la publicación y que fue testigo de cómo se vendía la revista.
A pesar de todo ello el prestigio internacional de la revista el prestigio crecía porque al mundo de la cultura le resultaba casi inexplicable que una revista humorística embistiera con tal virulencia contra el poder militar, del que ya se decía que era responsable de treinta mil desaparecidos. En marzo de ese año el prestigio fue refrendado con el premio –ver adjunto H- a la mejor revista Satírica del Mundo del año 1983 otorgado en Forte dei Marmi (Italia)
Humor® había logrado constituir un fenómeno gráfico masivo –el último en el periodismo del siglo XX argentino- sin pertenecer a un pool de grandes medios masivos y no tener padrinos publicitarios. Su único sostén habían sido los miles de lectores que la recordarán como un hito en sus vidas, como a una publicación esperada con ansiedad cada quince días porque los informaba., hacía reír, juntar bronca y forjar gustos y hábitos.
Publicadas por Agustín 1 comentarios
lunes, junio 02, 2008
Revista Humor Registrado 1978-1983 -Primera entrega-.
El primer paso para analizar el surgimiento de Hum® en Argentina -a partir de la década del ´70- es caracterizar el contexto socio-político concentrándonos no sólo en su presente de publicación, sino también prestando atención a lo que sucedió en los años anteriores y posteriores de su aparición en los quioscos de aquella época. Paralelamente debemos tener en cuenta qué ejemplares similares a Hum® marcaron el sendero cultural y político para introducirse en un tipo específico de producción social.
De acuerdo a Pedro Paz en el capítulo “Proceso de acumulación y política económica”; del libro Crisis de la dictadura argentina. Las décadas del ´60 y ´70 fueron escenarios de profundas transformaciones. En argentina como en el resto de los países de América Latina el imperialismo y los grupos de poder se enfrentaron a grandes desafíos gracias al avance de las concepciones progresistas y populares en boga de intelectuales, artistas comprometidos con las luchas de masas, periodistas, y jóvenes estudiantes universitarios. Estos desafíos asumidos por las facciones del poder político van a estar dados por el planteo explícito de restaurar el orden y establecer un nuevo modelo económico capaz de modificar radicalmente la estructura económica y social de los países latinoamericanos. Para llevar a cabo tal magnicidio el Estado militar hizo uso de la llamada Doctrina de Seguridad Social; mecanismo de disciplinamiento social que identificaba a la raíz de todos los problemas en un solo concepto: la subversión. Para erradicar el problema los militares se embarcaron en una “guerra sucia” interviniendo sedes gremiales, facultades, organizaciones sociales, y dejando cesantes a una gran cantidad de periodistas, editores, y profesionales de todas las ramas artísticas.
Pablo Mendelevich en el texto Crónicas del Periodismo ejemplifica cómo a través de la Doctrina propulsada ya por Onganía (1966-1970) el escenario del humor gráfico así como todas las expresiones artísticas estaban bajo la acérrima mirada del poder político y paramilitar. El autor explica que durante el fin de los años sesenta y comienzos del setenta el humor gráfico adquirió un nuevo estilo nutriéndose directamente de la coyuntura política argentina.
La precursora de esta expresión va a ser la revista de humor Satiricón; dirección general Oscar Blotta y Andrés Cascioli en dirección de arte. Su primer contacto con el público lector fue en el año 1974. Pero fue clausurada a fines del mismo año por un decreto de la presidenta María Estela “Isabel” Martínez de Perón.
Al comenzar 1975, Cascioli, que había colaborado con Blotta en Satiricón sacó a la calle Chaupinela, en carácter de editor y director. Chaupinela duró sólo ese año porque Cascioli fue detenido brevemente y “metido” en un juicio donde se investigaba a Isabel Perón por corrupción (caso del que la revista se había ocupado). La cuestión no prosperó pero fue suficiente para dar de baja la publicación. De todos modos, Chaupinela constituye un paso hacia Hum®, algo así como el eslabón inmediato o su pre-historia
En vísperas del mundial de fútbol -1978- orquestado por la dictadura militar Hum® tomó las calles, a cargo de Andrés Cascioli. Una buena parte del grupo creativo que constituyó el motor de Hum® ya había comenzado a expresarse en Satiricón, pero el estilo y el perfil de esta última no jugó un papel tan comprometido como lo realizó Hum®.
El estilo de Satiricón respondió a los usos y costumbres de un público juvenil al que se logró expresar con absoluta certeza. Esa actitud significó una mayor identificación de los jóvenes con sus revistas, la cual recordaba por momentos a un adolescente contestatario, pero inteligente; señala en su texto Mendelevich. Mientras que por otro lado Hum® en un análisis más profundo se convirtió en la única revista de actualidad verdaderamente opositora. Lo notable es que la actualidad y el humor alternaron sus roles, el primero funcionó como medio y el segundo como objeto.
Publicadas por Agustín 5 comentarios